Hemos tenido la suerte de ser invitados por My Top Tour para descubrir el Museo Guggenheim Bilbao con niños, y conocer la mejor manera de disfrutar del arte en familia. La experiencia superó todas nuestras expectativas: aprendimos, jugamos, y sobre todo, vivimos el museo de una forma muy especial gracias a la visita guiada que nos prepararon.
El Guggenheim es un espacio enorme, con salas amplias, techos altísimos y rincones llenos de luz. Y, aunque parezca mentira, esa amplitud ayuda a que los niños estén más tranquilos, porque pueden moverse sin sentirse limitados. Además, nuestra guía fue clave: con su simpatía y paciencia logró que todos, grandes y pequeños, disfrutáramos de cada momento.
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Contenidos
Una visita al Guggenheim con niños: arte, curiosidad y juego
Si te preguntas qué hacer en Bilbao con niños, el Guggenheim es una opción ideal. Es un museo que sorprende desde el primer paso, incluso antes de entrar. Los peques alucinaron con el edificio de Frank Gehry y, cómo no, con Puppy, el perrito gigante cubierto de flores, y la enorme araña Maman, que mezcla fascinación y un poquito de miedo.
Nuestro recorrido por el museo
Durante nuestra visita con la entrada completa al Museo Guggenheim de bilbao descubrimos obras increíbles que nos encantaron a niños y adultos por igual. Aquí te cuento, paso a paso, cómo fue nuestro recorrido con Mytoptour.
La materia del tiempo – Richard Serra
Comenzamos con esta obra monumental del artista estadounidense Richard Serra. Sus esculturas de acero corten forman una serie de enormes estructuras curvas que parecen laberintos. Desde la relativa sencillez de una elipse doble hasta la complejidad de una espiral, las formas se transforman a medida que las recorres.
Los niños disfrutaron muchísimo entrando, saliendo y caminando por los pasillos metálicos. Fue toda una experiencia sensorial: escuchaban cómo cambiaba el eco, se acercaban tanto a las paredes oxidadas que parecía que pudieran tocarlas, y reían al sentirse parte de la obra.
Like Beauty in Flames – Jenny Holzer
Nuestra siguiente parada fue una de las más llamativas: Like Beauty in Flames, una obra de Jenny Holzer que combina arte y tecnología. Utilizando realidad aumentada, la artista proyecta palabras y frases luminosas que invitan a atravesarlas y vivir el arte de forma inmersiva.
Los niños se quedaron fascinados viendo cómo las letras cambiaban según el lugar desde donde las miraban, cruzando una y otra vez el espacio mientras leían y reían. Es una de esas obras que te hacen sentir dentro del arte, literalmente.
Sala de espejos del infinito – Yayoi Kusama
Si hay una sala mágica en el Guggenheim, esa es la de Yayoi Kusama. Su famosa Sala de los Espejos del Infinito combina luces LED, vidrio espejado y reflejos infinitos que envuelven todo el espacio. Los peques estaban hipnotizados viendo cómo las luces se multiplicaban a su alrededor.
Fue uno de esos momentos en los que el arte y el asombro se mezclan de verdad.
Mar Creciente – El Anatsui
A continuación, conocimos la impresionante obra del artista ghanés El Anatsui, titulada Mar Creciente. Está hecha con tapones de botellas de licor aplanados, retorcidos y cosidos con hilo de cobre. Verla de cerca es alucinante: parece una gran tela dorada que brilla con la luz.
Nos acercamos con admiración hasta la línea negra que no se puede sobrepasar, tal como nos explicó la guía. Los niños se quedaron boquiabiertos cuando les contaron que todo estaba hecho a mano con materiales reciclados.
Exposición temporal: Barbara Kruger y Refik Anadol
Después de la visita guiada, seguimos por libre dejando que los niños eligieran qué salas querían volver a ver. Les llamaron mucho la atención las exposiciones actuales, sobre todo “Another Day. Another Night.” de Barbara Kruger, con sus grandes frases en rojo y blanco.
Terminamos el recorrido con una de las instalaciones más impactantes del museo: la obra de Refik Anadol, un artista que utiliza la inteligencia artificial para crear formas, colores y movimientos inspirados en la arquitectura de Gehry. Las imágenes cambiaban sin parar, acompañadas de una música envolvente creada con sonidos grabados dentro del propio museo.
Estuvimos varios minutos observando en silencio. Fue un cierre perfecto para una visita que unió arte, tecnología y emoción.
Normas básicas y tips prácticos para visitar el Guggenheim con niños
Antes de comenzar, recuerda algunas normas que ayudan a que todos disfruten de la visita:
No se pueden tocar las obras de arte.
Hay que mantener cierta distancia y no atravesar las líneas del suelo.
Hablamos sin levantar la voz.
No se puede correr por el museo.
Y si los peques son muy pequeños, mejor ir de la mano de un adulto.
Además, estos tips prácticos harán la experiencia aún más agradable para toda la familia:
- Presta atención a los niños durante las explicaciones: Algunos pueden sentirse perdidos o abrumados con la información. Acompañarlos, hacerles preguntas y asegurarles que forman parte de la visita es muy motivador.
Comer y beber: No está permitido hacerlo dentro de las galerías, pero el museo cuenta con zonas habilitadas —como pasillos y bancos fuera de las áreas expositivas— donde puedes dar de comer a los niños o amamantar con tranquilidad.
- Bultos: No se permite la entrada con bultos grandes (paraguas, paquetes, mochilas o bolsas mayores de 35 x 35 cm), pero puedes dejarlos gratuitamente en la recepción habilitada para ello. Incluso hay un espacio específico para dejar los paraguas.
- Servicios y cambiabebés: En todas las plantas del museo hay aseos, y tanto los baños de hombres como los de mujeres en la primera planta y el sótano cuentan con cambiadores. Todo está muy limpio y bien señalizado, algo que se agradece muchísimo cuando viajas con bebés.
Calzado cómodo: Tanto para niños como para adultos, ya que la visita puede implicar bastante caminata.
- Planifica descansos cortos: El museo es grande y hay mucho que ver. Aprovecha los bancos y espacios abiertos para hacer pequeñas pausas y que los niños recarguen energía.
- Alarga la visita con actividades familiares: El museo ofrece propuestas como Espacio ART, Baby Art y el Laboratorio de Arquitectura, donde los niños exploran el arte de forma lúdica y creativa.
- Córner del arte: Un pequeño rincón de calma dentro del espacio didáctico de La materia del tiempo de Richard Serra. Hay libros, preguntas y materiales que invitan a la reflexión y al descanso, ideal para que los peques desconecten un momento y sigan disfrutando del museo a su ritmo.
- Usa los mapas interactivos o audioguías familiares: Ayudan a seguir el recorrido sin perderse y hacen que la visita sea más divertida para los niños.
- Deja que los niños elijan: Si es posible, permite que ellos decidan qué salas volver a ver. Esto aumenta su motivación y atención.
Bilbao con niños: qué hacer después del Guggenheim
Si después de tu visita al museo todavía te queda energía (que seguro que sí), estás en una de las mejores zonas para seguir disfrutando en familia. El entorno del Museo Guggenheim Bilbao está lleno de espacios abiertos, esculturas gigantes y rincones donde los peques pueden moverse a su aire sin agobios. Para seguir planeando tu día, echa un vistazo a otras actividades en Bilbao que toda la familia puede disfrutar.
La araña Maman
Imposible pasar por alto a Maman, la enorme araña de Louise Bourgeois que vigila la entrada del museo. Al principio puede imponer un poco, pero enseguida despierta la curiosidad de los niños: se acercan, la rodean, miran hacia arriba y no paran de hacer preguntas. Es una de esas obras que fascinan tanto a grandes como a pequeños, perfecta para hablar sobre arte… o sobre bichos gigantes.
Puppy, el perro más famoso de Bilbao
A pocos pasos está Puppy, el simpático West Highland Terrier gigante completamente cubierto de flores naturales. Según la época del año, cambia de colores y siempre está precioso. Los niños alucinan con su tamaño y suelen querer una foto (o varias) con él. Es uno de los lugares más fotografiados de la ciudad y un imprescindible si buscas planes en Bilbao con niños.
Paseo por la ría
Después de tanto arte, un paseo por la ría del Nervión viene genial. El recorrido es amplio, seguro y sin tráfico, ideal para caminar con carritos o dejar que los peques corran un poco. Durante el trayecto verás esculturas al aire libre y distintos puntos desde donde contemplar el museo desde otros ángulos (¡esas fotos al atardecer son una maravilla!).
Campa de los Ingleses
Justo al lado del museo encontrarás la Campa de los Ingleses, un gran espacio verde con una zona infantil perfecta para hacer una pausa. Hay columpios, toboganes y bancos donde los padres pueden descansar mientras los niños siguen jugando. Además, en los días soleados, suele haber ambiente familiar, gente paseando o haciendo picnic.
Parque de Doña Casilda
Si prefieres un entorno más clásico, el Parque de Doña Casilda está a pocos minutos caminando. Es uno de los pulmones verdes de Bilbao, con estanques, patos y zonas amplias para correr, montar en bici o simplemente tumbarse en el césped. Es perfecto para relajarse tras la visita y dejar que los niños descarguen toda la energía acumulada.
Restaurantes familiares
Y cuando el hambre aprieta, alrededor del museo hay muchos restaurantes familiares con menús infantiles y espacios amplios. Desde cocina vasca tradicional hasta opciones más internacionales, hay de todo un poco. Algunos incluso ofrecen terraza con vistas al museo, para terminar el día disfrutando de un merecido descanso.
Nuestra valoración final
Nuestra visita al Museo Guggenheim Bilbao con niños fue de esas experiencias que se quedan grabadas, gracias a Mytoptour, que lo hizo todo facilísimo y especial. La guía hizo que cada obra cobrara vida, los niños aprendieron sin darse cuenta y nosotros disfrutamos de un museo diferente: amplio, acogedor y lleno de posibilidades.
Si buscas museos en Bilbao para familias o un plan cultural que combine aprendizaje y diversión, el Guggenheim es, sin duda, una apuesta segura.Una vez dentro, empezó nuestra visita guiada familiar, un recorrido adaptado a los más pequeños, lleno de anécdotas, juegos y explicaciones sencillas que les ayudaron a conectar con el arte sin aburrirse.
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